Desarrollo Rural
En aras de garantizar un producto de alta calidad se optó por un diseño de invernadero que considera la higiene y el aprovechamiento del sol para regular con mayor facilitad la temperatura y la humedad a bajo costo. El prototipo, pensado para los microproductores de café –aquellos que cultivan menos de una hectárea– está diseñado para operar en un rango de entre 35 y 40 °C.
El prototipo de secador solar parabólico, cuya estructura es de madera y plástico transparente (materiales encontrados en el centro de acopio de la Universidad), permite una circulación interna del aire, lo cual eliminaría la contaminación del café por la exposición a la intemperie aumentando la eficiencia en el tiempo de secado.
“Se trata de un sistema de convección forzada, es decir un mecanismo en el que el movimiento del fluido es generado por una fuente externa como una bomba, un ventilador, o un dispositivo de succión, entre otros, por medio de un ventilador. Además, con un bombillo se garantiza la temperatura deseada y la homogeneidad del secado, mejorando así la eficiencia en el tiempo”, detalla la estudiante.
Para esta propuesta, la joven analizó la literatura científica que afirma que el secado del café es una de las etapas más importantes en la elaboración de este producto, ya que es cuando su calidad física (humedad) y organoléptica (aroma y sabor), además de su inocuidad, se pueden ver afectadas.
“En el día funcionaría con la luz solar. Cuando la temperatura no sea óptima, o esté por debajo de los niveles que programamos, en seguida se enciende el bombillo que aumenta la temperatura del invernadero y así no afectará por los cambios de temperatura o las lluvias repentinas”, anota.
Por otra parte, el plástico que lleva el prototipo permite que no entre el polvillo ni otros contaminantes que se encuentren alrededor.
Panorama actual
Según la Federación Nacional de Cafeteros, en Cesar, La Guajira y Bolívar existen 29.269 hectáreas de café, el 87 % de las cuales cuentan con un área promedio de 3 hectáreas, es decir, que la mayoría son pequeños y medianos caficultores, y solo un porcentaje de ellos tiene la tecnología o infraestructura necesaria para garantizar un buen secado.
“El método convencional utilizado en la región para secar café consiste en exponer el grano a la luz solar sobre suelos de concreto, en patios o calles, lo que resulta antihigiénico por la cercanía de contaminantes y plagas, además de cambios de temperatura y problemas en la homogeneidad del secado del producto”.
“Este proceso puede tardar 15 días o más según el clima y la exposición a la radiación solar, aumentando el costo de producción y disminuyendo la calidad del café, por lo que el caficultor no puede competir en el mercado con un café de calidad”, asegura la futura ingeniera.
Aunque este procedimiento de secado es simple y económico, el grano se debe proteger de las lluvias repentinas, el polvo, la contaminación por animales y los cambios de temperatura, por lo que la cantidad de grano seco será baja y contaminada.
Contexto
El café que se produce en la Sierra Nevada de Santa Marta es reconocido por un gran balance entre su acidez media, cuerpo medio alto y aroma, caracterizado por las notas dulces a panela y textura achocolatada.
La Sierra es el lugar de encuentro de cuatro pueblos indígenas: arhuacos, kankuamos, koguis y wiwas, que junto a caficultores cesarenses y guajiros se han esforzado en la producción de cafés orgánicos y de comercio justo.