Es una variedad no comercial que crece en diferentes regiones del país. En Pereira, se comercializan en mercados locales y agroecológicos.
En los municipios de Dosquebradas y Pereira, en Risaralda, crece el banano morado, una variedad de planta tropical de la familia de las musáceas, de sabor dulce, con grandes niveles de potasio y de buen peso, pues tan solo uno de los bananos puede llegar a pesar como mínimo un kilo.
El fruto crece en las 39 huertas urbanas que el movimiento Cultivo Lo Nuestro tiene a lo largo de los dos municipios y que pretende rescatar lugares abandonados o que fueron un botadero de basura, para convertirlos en huertas. Uno de los fundadores de esta iniciativa es Andrés Arenas, un apasionado de la agricultura urbana que recorre en bicicleta las 39 huertas y junto con Jhon Loaiza y Jorge Mora cuida los cultivos, además de contar con la ayuda de voluntarios ocasionales.
Hace 15 años, Andrés encontró la plantación del banano morado en el municipio de Riosucio, Caldas, y también lo ha llevado a regiones como la Sierra Nevada de Santa Marta, Nariño, Calima y la Guajira. Desde entonces cultiva sin agroquímicos un producto que puede llegar a disminuir los altos niveles de sodio en el organismo.
"Cualquier alimento que se consuma en exceso es nocivo, pero si el banano morado se consume de forma regular puede ayudar al cuerpo por su contenido de potasio. Tiene una alta concentración de azúcares, es grande y por ser el fruto tan grueso, la cáscara se raja. Es un ingrediente ideal para las tortas, los postres, los batidos o para consumirlo directamente", explicó Andrés.
El banano se comercializa en mercados locales y agroecológicos y no necesita agrotóxicos por su fortaleza. Puede cultivarse desde cero metros sobre el nivel del mar hasta los 2.200 metros.
"Inicialmente y hasta la mitad del crecimiento es morado en el racimo, luego se vuelve de color café, luego anaranjado y finaliza entre rojizo y amarillo quemado. Tiene una textura increíblemente suave y algodonosa", comentó Andrés.
De basureros a huertas
Andrés y los voluntarios del colectivo Cultivo Lo Nuestro han sembrado semillas en muchas partes de Pereira y otros lugares como Riosucio, vía a Buenaventura. Por eso, su sueño es tener una tierra propia para concentrarse en un solo lugar.
"Tener un espacio seguro donde podamos llegar y que la huerta no esté macheteada de repente, y eso nos pasa, hay que empezar desde cero. Constantemente viajo a las montañas para encontrar nuevas variedades. También somos una escuela agroecológica", aseguró Andrés.
Una de las huertas madre se conformó hace nueve años y queda en el Estadio Mora Mora de Pereira. Antes era un botadero de basura y escombros. Hasta el momento, han sacado 8 toneladas de residuos con el trabajo de recuperación que ha realizado el colectivo, y donde hoy se encuentra la Huerta de La Abuela.
Así hay más lotes donde hoy crecen huertas urbanas. "Yo paso por cada huerta en mi bicicleta. Hace 23 años decidí sembrar y recuperar el material vegetal que consumo. Lo que yo cultivo es para todos, para los voluntarios y vecinos, para todos hay. Mi apuesta es la agroecología colaborativa", dijo Andrés.
Cultivo Lo Nuestro busca que el Estado reconozca al agricultor urbano, ya que según Andrés, cada vez hay más personas dedicadas a cultivar en pequeños espacios.
El movimiento cuenta con maíces de colores, 47 musáceas entre plátanos, bananos y guineos, batatas, rascadera, papa china, trigo amazónico, cidra, auyama, frutales y colecciones de yucas, entre otras variedades de semillas nativas y criollas que están en peligro de perderse.