Cerveza elaborada por estudiante de la UNAL: un sorbo de la diversidad de las frutas amazónicas

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 Asaí, copoazú y especias del Amazonas forman parte de los ingredientes con los que elabora sus cervezas Cristian Mendoza, estudiante de séptimo semestre de Química de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá. Estos sabores son una mezcla del ingenio y la riqueza natural de esta región con los que un día soñó este emprendedor leticiano y que hoy ha concretado en su propio negocio.



Tanto sus recetas como su historia de emprendimiento son un esfuerzo constante con resultados inspiradores: hace cuatro años Cristian creó la marca Cervecería Amazónica SAS, gracias a la cual vende sus productos en Leticia, Cali, Barranquilla, Bogotá y Medellín, y también llegan a Alemania y a Francia.

El Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Imani) de la UNAL Sede Amazonia acompañó la creación de su empresa con el suministro de malta, lúpulo y levadura. Además le proporcionó un estand en la Feria de Emprendimientos que realizada en la Sede en 2019. Así mismo, en febrero pasado la Vicerrectoría de Investigación de la UNAL –a través del Sistema de Innovación, Transferencia de Conocimiento y Emprendimiento (ITEM)– estuvo en la Sede Amazonia para conocer el emprendimiento.

El estudiante emprendedor afirma que “la idea era sacarles un provecho sustentable y sostenible a los recursos amazónicos. Estamos acostumbrados a la economía extractivista; por eso tuve la intención de tener un nuevo modelo de negocio para promover prácticas ambientales desde el sector frutícola”.

La fascinación de Cristian por el mundo cervecero empezó en Alemania, donde vivió un tiempo. En 2016 conoció las primeras fábricas, “probé muchas cervezas y amplié la cultura cervecera que tenía. También trabajé limpiando en una fábrica. Estudié alemán en un instituto. Conocí cerveceros, aprendí lo que pude con las limitaciones del idioma”.

Su estancia de un año fue suficiente para considerar seriamente tener un emprendimiento con la cerveza como protagonista y en un país donde el sector de la cerveza artesanal tiene gran proyección, ya que su producción abastece más del 90 % del consumo interno y se mantiene en los primeros lugares en América Latina. Además, se estima que 3 de cada 10 consumidores encuentran atractivas las innovaciones en sabores y aromas, en especial el segmento centennial (los nacidos a partir de 2000) y las mujeres.

Con los recursos económicos que le dejó un emprendimiento anterior de venta de tenis durante la pandemia y que le permitieron sostenerse en ese periodo, invirtió en su primera máquina y con ella en sus primeros elementos: mesón de acero, equipo de refrigeración (chiller) –que permite enfriar o calentar agua– fermentadores y el tren de cocción, entre otros, un engranaje capaz de producir 100 litros de cerveza.

Prueba, error y éxito

Cristian empezó a ensayar sabores, como un método científico, como lo aprendió durante los primeros semestres de Química: “uno es científico y la prueba y el error es lo que da el resultado. Ensayé con algunos gramos, me gustó como quedó, pero estaba muy aguada. Volví a ensayar variando gramos de malta. Fue un proceso de un año y medio de descubrir para sacar tres recetas base”.

La primera que realizó y la más difícil fue la de asaí. “Es una fruta amazónica aceitosa y muy terrosa, la combiné con una cerveza estilo europeo roja Irish Red Ale. Fue mi desarrollo más complicado. Tiene 4,5 grados de alcohol”, describe Cristian.

Luego con copoazú, una fruta muy cítrica similar a un cacao silvestre y tiene bastante pulpa. Debía darle un balance de acidez a las notas y al alcohol para crear una German Pilsner de 7,5 grados de alcohol.

La tercera fue una Lager clásica dorada de especias amazónicas. “Me he reservado la receta de las plantas utilizadas porque su aporte a las sustancias químicas no es tan alto y no se requiere el reporte. En el sabor es única. Es mi cerveza Lager emblemática con 4,5 grados de alcohol”, agrega.

De la cerveza de copoazú ya tiene registro Invima, las otras dos están en trámite. De otra parte, estemes Cristian presentó una nueva cerveza: Imperial Stout Huito, de 4,5 grados de alcohol.

El joven emprendedor recuerda que al comienzo “nadie quería consumir mis cervezas, es muy difícil que la gente crea en lo que tú haces. Lo hizo mi madre: es una catadora nata, sabe reconocer los descriptivos de cada nota”, con su confianza y aliento de seguir adelante, su emprendimiento va dando buenos frutos.

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