Se puede producir semilla de soya de calidad en la Orinoquia, según estudio de la UNAL

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 Desarrollo Rural.

Aunque esta región es reconocida por la producción de soya, habitualmente sus semillas para la siembra son obtenidas de otras regiones, ya que las altas temperaturas y las largas temporadas de lluvia o sequía presentan desafíos significativos para su producción. Una investigación de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) abre nuevas oportunidades para el cultivo de soya en la altillanura colombiana, encontrando dos especies que, con algunas recomendaciones, pueden ser más fértiles y con mejor adaptación a la zona y sus cambios climáticos.


La Orinoquia aporta alrededor del 90 % de la producción nacional de soya, con el departametno del Meta a la cabeza y más de 50 mil hectáreas sembradas. Sin embargo, según la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (FENALCE), durante el primer trimestre de este año se registró una reducción en la siembra del 16 %, en la que Casanare y Meta Altillanura presentan las mayores reducciones en áreas de siembra -29 y 16 % respectivamente-.

Esta disminución del cultivo se puede atribuir a los efectos del fenómeno de El Niño. A su vez, se tendrán que superar los efectos actuales de La Niña, así como factores económicos como la caída en el precio internacional y la competencia directa con las importaciones. 

La ingeniera agrónoma Yuli Stephani Tibocha, magíster en Ciencias Agrarias de la UNAL, estudió las dificultades que enfrentan los escasos productores de semilla en la región. Para ello, identificó y desarrolló semillas que se adaptan a las condiciones específicas de la región, incluyendo tolerancia a las lluvias y resistencia a hongos como Phomopsis sp. y Fusarium sp., que atacan desde el suelo la raíz y base de los tallos de las plantas, comprometiendo su vitalidad hasta destruirla.

“Los semilleristas o agricultores deben conocer con claridad la variedad a multiplicar, incluyendo su precocidad, adaptación, rendimiento potencial, resistencia a plagas y enfermedades, y las condiciones edafoclimáticas óptimas para alcanzar altos rendimientos y calidad de las semillas. Adicionalmente, las medidas de secamiento, clasificación, empaque y conservación para que la actividad sea rentable y sostenible”, explica la magíster.

Dos tipos de semillas ‘recias’ para el llano

De seis especies de semillas se identificaron dos variedades de soya, Corpoica superior 6 y Corpoica orinoquia 3, que presentan un desempeño óptimo en las condiciones climáticas de la Orinoquia, especialmente durante el primer semestre del año, cuando las lluvias son más intensas.

“Estas variedades mostraron un ciclo de germinación precoz, un secado uniforme y alto rendimiento de semilla, lo que las hace ideales para enfrentar tanto las largas temporadas de lluvia, como las altas temperaturas que caracterizan a la región”, destaca la investigadora.

Además, durante el proceso de mejoramiento genético se encontró que los altos contenidos de aminoácido como la lisina, en distintas especies, justifican la eficiencia de su germinación.

“La altillanura colombiana es la región donde más se siembra soya actualmente, por eso decidí hacer el estudio en la altillanura plana (Puerto López y Puerto Gaitán) y en suelos de terrazas altas del Piedemonte Llanero (Centro de Investigación la Libertad de Agrosavia), para comparar las condiciones agroclimáticas”, agrega.

Fincas de productores y sedes adscritas a Agrosavia, como Taluma y la Libertad, fueron los escenarios donde se adelantó la investigación. Los avances también hacen parte del programa de mejoramiento genético de dicha Corporación en los Llanos Orientales, orientado a desarrollar variedades con alto potencial de rendimiento, además de analizar ciertos factores en su cuidado que impulsan la calidad.

El cuidado y la preparación ante el clima es esencial

“Para producir semillas en cantidad y calidad hay que tener en cuenta el semestre de siembra, para saber qué tipo de semilla es la indicada. Por ejemplo, cuando es temporada de muchas lluvias se sugieren siembras de semillas adaptadas al clima, que sean precoces (de 90 días), con secamiento uniforme, aplicar fungicidas para proteger las semillas de hongos patógenos y disponer de una unidad de secamiento de semillas para bajar la humedad de manera gradual, sin afectar el embrión con temperatura inferior a 40 °C”, indica la profesional.

Además, el estudio arroja varias recomendaciones en el manejo y almacenamiento del material recolectado que ponen en riesgo la calidad, como el almacenamiento en costales sin controles de temperatura que las exponen a humedad y hongos, provocando una reducción de su capacidad de germinación por menos del 80 %, alcanzar este valor es la exigencia mínima del Instituto Colombiano Agropecuario ICA.

unal

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