Salud
En un internado de Bogotá, 29 niños y niñas de 4 a 6 años que habían sufrido abandono y violencia física y psicológica presentaron reflejos primitivos y respuestas automáticas relacionadas tanto con la coordinación motora, el equilibrio y la estabilidad como con el procesamiento emocional. Aunque estos reflejos suelen desaparecer después de los dos meses de edad, su persistencia sugiere posibles dificultades en el desarrollo y desempeño de actividades cotidianas de los menores. Este descubrimiento indica la necesidad de atender y tratar a los niños para que tengan un desarrollo adecuado.
Los reflejos primitivos son respuestas motoras automáticas e inconscientes generadas ante estímulos sensoriales. Uno ejemplo de los reflejos táctiles primitivos es el de “prensión palmar o plantar”, que se da cuando el bebé recién nacido cierra la mano o el pie al tocárselos. Normalmente este reflejo desaparece después de los dos meses de edad, a medida que el niño adquiere mayor intencionalidad en sus movimientos e interacción con los estímulos táctiles con los que interactúa en su ambiente.
El estudio realizado por la terapeuta ocupacional Laura Vanessa Rodríguez Mendoza, magíster en Neurociencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), se centró en investigar las dificultades en el aprendizaje, el comportamiento y la respuesta a estímulos en niños y niñas que sufrieron maltrato y están en proceso de restablecimiento de derechos.
En su consulta con niños, la especialista notó la persistencia de reflejos primitivos que ya deberían haber desaparecido, y en paralelo evidenció alteraciones en el comportamiento, la percepción y el rendimiento escolar. El estudio se llevó a cabo con 56 niños y niñas, 29 de ellos en proceso de restablecimiento de derechos y 27 que viven en hogares biológicos, a fin de identificar la incidencia de las situaciones de maltrato en este proceso del neurodesarrollo.
Los resultados revelaron que todos los niños y niñas en proceso de restablecimiento de derechos presentaban los 8 reflejos primitivos, y entre ellos el tónico laberíntico, el tónico simétrico cervical y el tónico asimétrico cervical –asociados con habilidades como la percepción visual, la visomotricidad y el equilibrio– se presentaba en el 80 % de estos niños, mientras que los menores que vivían en hogares biológicos no los manifestaban.
Además, otros reflejos, como los de moro, búsqueda y palmar, que están relacionados con la conexión materna, se asociaban con el estado de abandono y violencia que experimentaban los niños y niñas en proceso de restablecimiento de derechos. Estos tres reflejos, fundamentales para la supervivencia, estaban presentes en el 80 % de los niños y niñas que habían experimentado negligencia, y se concluyó que su prevalencia obedece a la condición de maltrato.
Para llegar a estos resultados del análisis, además de hacer una evaluación mediante la aplicación de estímulos específicos para cada uno de los reflejos primitivos y asignar puntajes según su presencia o ausencia, también se realizó una lectura relacionada con el maltrato, como los tipos de este, la edad y el tiempo exposición a estas condiciones y del proceso de restablecimiento.
“La presencia de los reflejos primitivos en los niños y niñas puede tener efectos negativos en diversas áreas de su vida, ya que generan dificultades en habilidades básicas necesarias para llevar a cabo actividades cotidianas como jugar. Además pueden interferir en el proceso de aprendizaje, provocar inseguridades y dificultades para establecer relaciones sociales con otros niños o adultos”, señala la magíster.
El estudio resalta la importancia de realizar evaluaciones neurológicas y considerar los contextos específicos de los niños en proceso de restablecimiento de derechos para proporcionar un tratamiento adecuado y oportuno. Además, la experta señala que “se recomienda enfocarse en el enriquecimiento del desarrollo emocional y establecer grupos terapéuticos en los internados para estimular a estos niños de manera adecuada”.