En Aguadas, al norte de Caldas, el uso del sombrero artesanal de palma de iraca es una tradición heredada de la colonia que hoy representa todo un valor cultural para la región; tanto es así, que en 2012 obtuvo la “denominación de origen”, es decir que solo allí el “aguadeño” tiene unas características especiales. Para conservar su valor y cautivar a las nuevas generaciones, la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales trabaja de manera conjunta con tejedores de la región.
El grupo está conformado por casi 100 tejedoras de entre 50 y 85 años, quienes han hecho del tejido del sombrero aguadeño un estilo de vida, una tradición heredada de generación en generación que suma más de 150 años. Además participan 30 jóvenes.
“Para la mayoría de ellas la producción del sombrero representa el sustento diario para sus familias”, señala Steven Delgado Cortés, coordinador del Consultorio de Emprendimiento de la UNAL Sede Manizales, líder de este proyecto de fortalecimiento territorial en municipios de Caldas.
Precisamente fueron ellas quienes se acercaron a la Casa de la Cultura del municipio para expresar su preocupación frente a la necesidad de generar estrategias que les permitan, por un lado, aumentar el interés de las nuevas generaciones por esta tradición que tiene mucho potencial para el emprendimiento, y por otro, contrarrestar el efecto de la creciente industrialización de este producto que le está restando valor al proceso de elaboración artesanal.
Elaborar un sombrero aguadeño no es tan sencillo: la fibra de la palma de iraca se limpia y se seca, y con ella se arman cogollos que se empieza a trabar, es decir a entrelazar con la ayuda de manos y piernas, lo cual sirve para darle forma a la corona, que es la parte inicial del tejido. El proceso puede tardar hasta dos semanas, de ahí su valor artesanal y la creciente preocupación de los tejedores, quienes ven que la elaboración industrial del sombrero le está bajando el precio y restándole valor como un producto autóctono, original.
Con el macroproyecto “Entramados”, la UNAL Sede Manizales se involucra en esta iniciativa y propone dar respuesta desde el interior de la misma comunidad.
El proyecto busca cautivar a los jóvenes para transferirles el conocimiento, y de paso que lo vean como una alternativa económica que genere desarrollo en la región.
Para ello se creó un semillero de conversaciones que durante la semana reúne a las tejedoras con jóvenes para presentar sus nuevos productos y establecer estrategias de difusión con el uso de la tecnología, generando campañas y marketing en redes sociales. Además un equipo de mujeres recibe a los jóvenes para enseñarles la práctica del tejer y colaborar en la producción.
También elaboraron tarjetas para cada sombrero con la reseña de la tejedora que lo elaboró, una parte de la historia del territorio y el proceso de la iraca, con el fin de que cada cliente que se lleve uno pueda conocer y valorar todo lo que hay detrás de la tejeduría de esta prenda.
En ese sentido, el pasado 10 de junio se conmemoraron en la Casa de la Cultura de Aguadas los liderazgos producidos tras la articulación generada entre jóvenes y mujeres tejedoras del territorio, para darle paso a la siguiente fase que es formalización de empresa.