Actualmente el precio del novillo gordo ($8.800 kilo en pie), es equivalente al precio de hace 18 años aumentado con la variación de la inflación.
Pedir que el precio del novillo regrese a $4.500, es como pedir que a un trabajador se le pague hoy $408.000 (salario mínimo en 2006), y no $1.160.000 (salario mínimo de 2023).
Así como al trabajador se le ha aumentado el costo de vida en ese lapso, al productor de novillos también se le han incrementado los costos de producción, entre los cuales están los fertilizantes — que es la materia prima para producir la comida de los animales, el pasto—, y otros insumos como los piensos, los medicamentos y el transporte. También hay que incluir el costo de mano de obra y los costos financieros, para enunciar algunas de esas fuentes de aumento de costo que tiene la producción de novillos.
Eso no incluye, desde luego, los impactos económicos ocasionados por los sendos fenómenos de La Niña y de El Niño que se han registrados durante ese periodo que va desde 2006 a 2023. Esto nos recuerda que ahora viene el fenómeno de El Niño, al que ya le están llamando el súper Niño, con los previsibles efectos devastadores por la sequía que se espera, según fuentes oficiales.
“De hecho, esos acontecimientos se constituyen en dificultades propias del sector que son exógenas al productor, porque no las puede controlar y corresponden a los efectos propios del mercado, que afectan la producción y, además, no concuerdan con las narrativas falaces sobre los mismos, incluso se comete el error —injusto de por sí— de atribuírseles al productor ganadero”, manifestó Oscar Cubillos, durante una conferencia sobre “Las verdades del precio de la carne en Colombia”.
¿Condenados a un precio bajo?
“Durante casi una década y media tuvimos precio bajo y, en ese sentido, no vimos al Banco de República, ni a los institutos de investigación, destacando ese hecho. En cambio, el precio subió un poco y salieron a criticarlo”, sostuvo.
Para Cubillos, el ganadero que es el productor primario de la cadena cárnica del país, perdió valor en sus novillos y le tocó vender a menor precio durante 18 años estos ejemplares, y sobre este lamentable hecho, no expresaron nada.
Nos condenan por una subida de precio que obedeció simplemente a un ajuste de 15 años es un incremento que vale la pena decirlo, surgió como una compensación a la pérdida de valor de más de una década y media consecutiva y vale la pena resaltar que el aumento surgió de manera natural como coyuntura propia del mercado.
“En cambio, existen intermediarios que no aportan ningún valor a la cadena e intervienen en el aumento permanente del precio de la carne de res y no son criticados, ni condenados. Es importante destacar que en diversas ocasiones el precio del novillo se desploma, pero el de la carne nunca baja, de hecho, la última vez que cedió su precio, fue en agosto de 2020”, puntualizó aseveró.
FUENTE:CONTEXTOGANDERO