El calor asociado a la crisis climática causará la pérdida de millones de horas de trabajo en todas las regiones del mundo, expuso un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentado en una conferencia sobre el estrés por calor ocupacional realizada en esta capital.
La directora de la OIT para los Estados árabes, Ruba Jaradat, dijo que “las temperaturas inusualmente cálidas no solo están causando trastornos y daños significativos al medio ambiente, sino que su impacto en la salud humana está alcanzando proporciones alarmantes”.
“Estimamos que dos por ciento del total de horas de trabajo en todo el mundo se perderá cada año, ya sea porque hace demasiado calor para trabajar o porque los trabajadores tienen que trabajar a un ritmo más lento”, sostuvo Jaradat.
El análisis de la OIT indica que el aumento en las temperaturas mundiales causadas por el cambio climático convertirá el “estrés térmico” en un fenómeno habitual.
Ese tipo de estrés se refiere a un exceso de calor en el cuerpo, superior a los niveles que puede tolerar sin menoscabo de sus capacidades fisiológicas.
El calor excesivo en el trabajo crea riesgos profesionales para la salud, restringe las funciones y las capacidades físicas del trabajador, y su productividad laboral, la cual disminuye cuando la temperatura supera los 26 grados centígrados.
Afecta a los trabajadores de todos los sectores, pero algunas profesiones padecen mayores riesgos porque entrañan más esfuerzos físicos o se desarrollan en el exterior, como la actividad en la agricultura, la gestión de recursos naturales, la construcción, recolección de residuos, el transporte, el turismo y los deportes.
Los obreros que trabajan en el interior de fábricas y talleres corren riesgos también si los niveles de temperatura no se regulan adecuadamente. Y con temperatura elevada que induce fatiga psíquica, puede resultar difícil incluso realizar tareas simples de oficina o de escritorio.
Se prevé que, en 2030, el estrés térmico inducirá una reducción de 2,2 % en el número total de horas de trabajo en el mundo y de 2,4 billones (millones de millones) de dólares en el producto bruto mundial.
Esa pérdida de productividad es equivalente a 80 millones de puestos de trabajo a tiempo completo.
Pero además es una estimación conservadora porque supone que el incremento a largo plazo de la temperatura del planeta no superará 1,5 grados centígrados sobre los niveles de la era preindustrial (1850-1900) y además se calculó suponiendo que el trabajo en la agricultura y en la construcción se lleva a cabo bajo la sombra.
Si, por el contrario, se supone que las tareas agrícolas y de construcción se realizan a pleno sol, en 2030 la pérdida prevista de horas de trabajo en todo el mundo aumentará a 3,8 %, el equivalente a 136 millones de puestos de trabajo.
En su conjunto, los países que están más afectados por el estrés térmico son aquellos donde los índices de pobreza laboral, empleo informal y agricultura de subsistencia son más elevados.
Además, los grupos y comunidades vulnerables de la población, incluidos los pueblos indígenas y tribales que dependen para su sustento de la agricultura o de los medios de vida del litoral, tienen mayor riesgo de sufrir las consecuencias adversas del aumento de temperatura.
Jaradat dijo que “se necesita un compromiso más concertado por parte de los gobiernos y los empleadores para prevenir y mitigar el impacto del estrés por calor en los trabajadores de todo el mundo”.
La OIT sostiene que “aunque los gobiernos son determinantes para crear un entorno normativo e institucional que facilite cambios en el lugar de trabajo, es crucial el papel que desempeñan las organizaciones de empleadores y de trabajadores a la hora de la aplicación efectiva de las medidas de adaptación”.
Además de aplicar las normas sobre seguridad y salud en el trabajo, se deben mejorar los sistemas de alerta temprana cuando se den fenómenos de calor extremo, y asegurarse de que la protección social cubra a la totalidad de la población.
Alrededor de 60 % de la reducción prevista de las horas de trabajo por estrés térmico para 2030 se concentra en el sector agrícola, y la OIT considera que una respuesta sectorial en la agricultura y la construcción debería contemplar medidas de mejora tecnológica, desarrollo de las competencias profesionales y sensibilización.
En el sector de la construcción, una planificación urbana inteligente puede contribuir de manera considerable a mitigar el estrés térmico en las zonas de emplazamiento de las obras en las grandes ciudades a medio y largo plazo.
Finalmente, se insiste en el papel crucial del diálogo social para el fomento de políticas nacionales en las cuestiones ambientales, climáticas y, en particular, sobre seguridad y salud en el trabajo.
A-E/HM